EL HAIKU DE LAS PALABRAS PERDIDAS

Nagasaki, agosto de 1945. Kazuo, un muchacho occcidental afincado en Japón, y Junko, la bella hija de una diseñadora de arreglos florales, han acordado encontrarse en una colina para sellar su amor adolescente con un haiku que esconde un secreto sobre su relación. Minutos antes de su cita, la bomba atómica convierte la ciudad en el peor de los infiernos.

Tokio, febrero de 2011. Emilian Zäch, un arquitecto suizo, asesor de Naciones Unidas y defensor de la energía nuclear, cuya vida está desmoronándose, conoce a una galerista de arte japonesa obsesionada con encontrar al antiguo amor de un familiar.

«Como cada tarde, Kazuo se introdujo en el mercado del puerto de camino a su rincón secreto. (…)» Así comienza El haiku de las palabras perdidas y así me embarqué en una aventura que desconocía me iba a llegar tan adentro.

Esta novela narra con mimo uno de los momentos más trágicos de la historia de la humanidad, el ataque contra Nagasaki realizado por el ejército norteamericano que, aún a día de hoy, sigue cobrándose vidas. A través del hilo conductor de una serie de tres haikus, el Japón ancestral y su versión actual se unen para encontrar un amor juvenil que supera todos los obstáculos.

Es una historia triste, extremadamente triste, que, sin embargo, consigue, aún entre lágrimas, hacerte sonreír y dejarte un sabor de boca dulce.

Entre sus páginas no sólo encontramos una bonita historia de amor, también hay  acción, aventura, misterio, sabiduría y cuestiones éticas más que importantes para el mundo actual. La energía nuclear y sus beneficios o consecuencias para el mundo es parte fundamental de la trama. ¿Es tan segura como se dice? ¿Reporta realmente tantos beneficios que superan incluso a su más temible fallo?

El libro emana cariño y veneración hacia la cultura nipona. Japón deja de ser un desconocido para el lector, quien se adentra sin problemas en un conocimiento muy diferente al occidental, empapándose de su sabiduría.

A cada página que lees surge la necesidad de saber qué va a pasar después. Te hace ponerte en la piel de los personajes y vivir cada momento de sus vidas como si estuvieras con ellos. Es un libro de los que apetece leer despacio, disfrutando de sus palabras, aunque puede resultar una tarea ardua, pues parece imposible no leerlo de un tirón.

La trama sorprende con un final incomparable, de los que no esperas y te marcan; de los que le dan un significado diferente a todo lo que has leído hasta ese momento y te das cuenta de que así es perfecto.

En definitiva, se trata de una lectura ligera, con un ritmo fácil de seguir, que consigue que te enamores de todos sus personajes y que no te deja indiferente. Es un libro que invita a soñar y cuya lectura recomiendo encarecidamente.